A fuerza de recibir guantazos de las personas a quienes se ama, uno termina por cansarse de ser siempre el damnificado, el inmolado, la víctima propiciatoria de la película. Agota, agobia, harta jugar el papelito (el papelazo) de engañado, de burlado, de pisoteado. La autoestima se va por los suelos, el amor propio desaparece cada vez que uno permite que la otra persona lo humille mediante en expediente de la infidelidad.
Experto como he sido a lo alrgo de mi vida en el fino arte de servir de punching bag para la diversion de mas de dos mujeres con vocacion de rudas, he decidido romper con el enfermizo círculo vicioso en el cual he vivido durante muchos años, para abandonar el rol pasivo de quien ve con angustia como el ser amado le embarra en la cara a sus amasios. La formul es tan simple y tan sencilla, tan obvia que me averguenza no haberla descubierto antes.
En una relacion, esencialmente no hay mas que dos sopas: ser el esposo, el novio, el "compañero", la pareja oficial... o ser el amante. Si se elige el primer aspecto, lo mas probable es que con el tiempo se termine por padecer las infidelidades y deslealtades de la media naranja. Será uno el clásico cornudo y la verdad, lo digo por experiencia, resulta muy doloroso.
En cambio, si se opta por la segunda alternativa, la de ser el o la amante, las cosas cambian sobremanera. Por principio de cuentas, uno llega a una relación ya establecida y sabe a que le tira. Se acepta que la persona a amar ya tiene a alguien a su lado y al aceptarlo, se dejan de sentir cosas tan horrendas y desgastantes como los celos, la desconfianza, la incertidumbre, la zozobra, sentimientos y sensaciones que desembocan en amarguras, tristezas, angustias mil. La situacion resulta por tanto mucho mas saludable. Cínica, sí, pero saludable.
Lo importante es, sin embargo, no llevar el enamoramiento al otro lado. Un amante no solo puede amar: debe amar a su pareja clandestina. Lo que no debe permitir es convertirse en un nuevo novio, en un segundo esposo. Eso tiraría todo por la borda, ya que acabaría por tener celos del compañero legítimo de su amada (o amado segun sea el caso) y todo se derrumbaría con estrépito. De ahí la importancia que reviste el tener plena conciencia de que se es amante y que de ahí no hay que moverse. ¿Y para que moverse, si como amante uno puede desbordarse, regodearse, apasionarse, combinar con sabiduría el amor con el sexo, sin limitaciones y sin pudor alguno?
Si el peor enemigo de una relación de pareja es la rutina, el amante tiene la ventaja de no convivir a diario con la persona amada. Nada de que si dejó abierta la puerta del baño, nada de que si no le jaló al excusado o mojó la tapa del mismo nada de que si no deja regados los calcetines en el suelo o que si no aprieta bien el tubo de la pasta de dientes o que si permite que los platos y vasos sucios se acumulen en el fregadero de la cocina. El amante puede evadir todo eso y dedicarse con los cinco sentidos al arte exquisito de la seducción, de la persuasión, de los juegos eróticos, de las más deliciosa promiscuidad sin culpas.
El secreto esta en no exigir compromisos. El único lazo que debe unir a los amantes es el del presente, el del momento que se vive, el de los instantes -breves o prolongados- que se pasan juntos, deleitablemente juntos, sin pensar en el futuro, sin tratar de atar al otro, sin intentar capturarlo. Dos amantes deben ser dos individualidades que se funden sola y únicamente en forma efímera, así esa calidad dure semanas, meses o años.
Ser amante de una, de dos, de cinco o de diez parejas (depende de la capacidad amatoria y del tiempo disponible de cada quien) no es cuestión de moralidad sino, simplemente, de pasarse al lado de quienes deciden dejar de ser mártires de las relaciones sentimentales. Incluso, ser un buen amador y hacer que las amantes se sientas satisfechas, complacidas, gozosas, puede hacer que estas lleven una mejor relación con sus parejas oficiales. Es una labor de buenos samaritanos que hasta debería ser agradecida. Pero lo más importante es que se trata de quererse a uno mismo y a partir de ahí proporcionar, repartir con generoso afán ese amor entre otras personas que lo necesitan y que desean alejarse de sus grises y rutinarias vidas maritales o del pareja.
Ser o no ser cornudo. Ser o no ser cornador. He ahí los dilemas.
4 comentarios:
MI VIDOOOOOOOOOOOO!!!!.... KE TE PUEDO DECIR DE INFIDELIDAD Y DE AMANTES.... NO ES POR PRESUMIR PERO SOY UNA AMANTE POR NATURALEZA... AUNKE NO SOY DE LAS KE DESTRUYEN PAREJAS....SOY MAS BIEN APASIONADA... Y ESTANDO UNO SOLTERO.... SE PUEDE DAR EL LUJO DE APASIONARSE SIN LIMITES...Y POR SUPUESTO SIN CONDICIONES.... LAS RELACIONES SON BIZARRAS... Y HAY KE VIVIR CADA INSTANTE INTENSAMENTE.... PARA NO ARREPENTIRSE DE NADA... AUN CUANDO SE NOS ROMPE EL CORAZON.... SOLO HAY KE SEGUIR... CONOCER... EXPERIMENTAR Y APASIONARSE POR CADA DIA...
ES POR ESO KE NO ME IMPORTA AHORA EXPRESARME... EN ESTE CASO... DECIRTE KE TENGO UNA CORAZONADA Y SE KE SERA CHIDO DESCUBRILA... LA PROX SEMANA... =) MIL BESOS MI VIDO!!!
Neto tu lo escribiste?! Deberias dedicarte a algo mas que a tirar la hueva! No se por q no escribiste el discurso de la graduaccion! jaja!!
Bueno andy, la verdad no te quejes, recuerda q tu no estas para aventar la primera piedra en eso de ser cornudo! solo q esta vez te toco a ti y te dolio, te dolio como nunca lo creiste posible. Aunque no soy yo alguien para decirte q ser o no ser, o como ser! Me gusto tu dicertación y te felicito por el post.
Animo! ya sal de la penumbra, hay cosas peores, y muchas por venir!
Pues como ya te había dicho, por más que busques o que tengas un sin fin de sexo, aun te sentiras solo, puede ser que lo gozes y echar a volar tu imaginación a todo lo que te dé, pero hacerlo por hacerlo solo calma tu deseo carnal pero no tu deseo de amar. Y con respecto a ya sabes quién, sino hay algun tipo de compromiso por ambas partes pues adelante y la vdd si es muy aventada, bueno una cosa es por la red y otra ya en persona, solo cuidate niño
Vaya... es una lista de lo deseable y lo ideal. Me recuerda a peliculas tipo "sexo por compasión".
Creo que Casanova elegia a sus amantes por loq uele podían dar, si eran la promesa de una actividad sexual interesante y por previos y posteriores interesantes sin caer en lo sexoso.
En fin cada quien elige. Pero elegir ser amante no me parece lo mejor, si caes en eso. Chido pero elegirlo... si te ayuda a ser feliz, dale.
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